¿Se necesita rayos X en el diagnóstico de hombro congelado?

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Fisioterapia hombro congelado

El síndrome del hombro congelado sigue siendo poco comprendido en varios aspectos. Sin embargo, los criterios para su diagnóstico han permanecido sin cambios durante décadas: se trata de un diagnóstico clínico que se caracteriza por una pérdida general de la movilidad normal del hombro, evidenciada en radiografías que descartan otras causas de rigidez articular.

Hay casos en los que se ha diagnosticado y tratado con fisioterapia un hombro congelado durante más de 2-3 años, bajo un enfoque de «esperar y observar», o mediante múltiples inyecciones, sin realizar una radiografía para descartar otras causas de rigidez. Posteriormente, algunas de estas personas fueron diagnosticadas con osteoartritis, necrosis avascular o dislocación posterior.

Otras causas de dolor y rigidez en el hombro incluyen tumores óseos primarios o secundarios, lesiones traumáticas, osteoporosis, enfermedades patológicas y protección muscular. Aquellos que presentaban anormalidades en las radiografías tenían características preocupantes en su examen clínico. El argumento plantea que «las radiografías de rutina en casos sospechosos de hombro congelado no aportan mucho al diagnóstico basado únicamente en la historia clínica y el examen físico», y que no todos los casos de hombro congelado requieren una radiografía.

Sin embargo, las radiografías son parte de los criterios de diagnóstico para el hombro congelado. La decisión de solicitar o no una radiografía depende completamente del juicio clínico del médico pertinente. Sin radiografías, no podremos descartar otras causas de rigidez. Es especialmente importante descartar otras condiciones cuando existen características preocupantes en la historia clínica y a medida que el paciente es referido a especialistas.

Hombro congelado radiografía

La referencia a servicios especializados generalmente significa que no se están obteniendo los resultados esperados y el diagnóstico diferencial se vuelve aún más importante. Por lo tanto, la decisión de realizar una radiografía se basa en el juicio clínico, la probabilidad y el riesgo que el clínico está dispuesto a asumir, junto con el proceso de obtener el consentimiento informado del paciente para que comprenda los riesgos potenciales de no realizar una radiografía.

En muchos centros de salud, como es el nuestro en Gran Alacant, las radiografías son fácilmente accesibles, asequibles para la mayoría y se requieren antes de administrar inyecciones de corticosteroides en la articulación del hombro como parte del tratamiento para el dolor. Sin embargo, puede haber países, regiones o entornos de atención médica donde las radiografías no estén disponibles debido a la falta de acceso, recursos o fondos para servicios de radiología, o porque los profesionales no tienen los derechos para referir a los pacientes para realizar dichas pruebas.

Además, en algunos casos (por ejemplo, embarazo), las radiografías pueden estar contraindicadas. En estos casos, las radiografías deberían priorizarse para aquellos con banderas rojas o factores de riesgo de patologías potencialmente graves identificados en el examen clínico, como los mencionados anteriormente, o cuando el diagnóstico afectará el tratamiento o el pronóstico, como en el caso de la osteoartritis.

El mensaje clave es no confundir los criterios de diagnóstico con la toma de decisiones clínicas basadas en la probabilidad. Si no hay radiografías, no se puede descartar la posibilidad de otras causas de rigidez, sin importar qué tan raras o comunes sean las anormalidades.

La elección de no solicitar radiografías es una decisión individual del clínico, basada en la evaluación de riesgos, el consentimiento informado del paciente y la disponibilidad de recursos de imagen.

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